RANA MONTAÑERA DE QUEBRADA

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Aparece por primera vez la Rana Montañera en la Zona Protectora Cerros de Escazú

 

¿Cómo es que la conservación de los bosques juega un papel vital para especies en peligro de extinción aun en los bosques que se encuentran a los alrededores del Gran Área Metropolitana (GAM)?

El primer reporte histórico de la Rana Montañera de Quebrada para la Zona Protectora Cerros de Escazú (ZPCE) se hizo oficial hasta el 2019, donde un grupo durante un voluntariado, tienen el primer encuentro con esta población que había permanecido escondida al ojo humano en una reserva privada de la zona.

La Ranita Montañera de Quebrada (Isthmohyla rivularis) tuvo un fuerte declive en sus poblaciones después de 1980 y se declaró como desaparecida en 1993 donde fue vista por última vez en el sur del país cerca de la frontera con Panamá. La historia natural cuenta de muchas búsquedas incesables en los lugares donde antes era común dentro de su rango de distribución pero sin resultados positivos. Después de casi 15 años sin reportarse y creerse ya extinta, fue hasta en el 2007 cuando dio de qué hablar en la reserva del bosque nuboso en Monteverde donde, ante la sorpresa de todos, fue reportada nuevamente. Desde entonces se cree (aunque sin estudios contundentes) que esta especie ha recuperado algunas de sus poblaciones en cinco locaciones en el país, entre ellas la más recientemente descubierta en la ZPCE, de la cual quiero hablarles.

Notas sobre la reaparicion de la Rana Montañera de Quebrada (Istmohyla rivularis) en el año 2007. https://www.manchester.ac.uk/discover/news/rare-frog-find-gives-herpetologist-hope/

 

Luego de este primer reporte dentro de la Zona Protectora Cerros de Escazú en el 2019, decidimos buscar esta hermosa rana de los bosques nubosos durante una nueva expedición y voluntariado para la reserva. Una caminata de reconocimiento en la reserva nos ayudaron a definir puntos clave y potenciales para la especie, que decidimos visitar durante la noche para su búsqueda que es cuando la rana se encuentra activa.

Kathy Bonilla trabaja demarcando puntos durante la expedición y caminata de reconocimiento.

Senderos floreados por arbustos de la familia Melastomatacea en el bosque nuboso.

Ricardo Hernández busca en la vegetación durante la expedición dentro de la reserva en la ZPCE.

El hogar de esta especie dentro de la Zona Protectora Cerros de Escazú es una cuenca hídrica gigantesca rodeada de paredes de bosque maduro y áreas de regeneración donde el agua desciende por todas partes. Después de la aparente recuperación de sus poblaciones esta rana ha sido poco estudiada y se sabe muy poco de su biología. Es limitada la información acerca de su reproducción, su ecología y demás comportamientos. Aunque aún falta mucho por conocer de esta pequeña rana los esfuerzos de conservación muestran resultados positivos en los lugares donde se protege su hábitat.

Paisajes desde los senderos dentro del bosque nuboso.

Hábitat de la Rana Montañera de quebrada.

Paisajes desde la cuenca principal dentro de la reserva.

Agua descendiente desde las montañas en la Zona Protectora Cerros de Escazú.

Aún mientras escribo sobre esta historia y trabajo en el material fotográfico que realizamos durante la visita a la reserva, me parece increíble cómo durante años una población de una especie tan amenazada se mantuvo oculta en las entrañas de estos bosques. Aún y a pesar de ser una zona que experimenta de cerca el crecimiento de la capital… Este factor es una de las principales razones por las cuales esta población en específico tiene un alto grado de vulnerabilidad al padecer la presión urbana que ejerce la GAM sobre la Zona Protectora Cerros de Escazú.

De las muchas amenazas que privan a esta especie y muchas otras de un futuro alentador en estos cerros, está la pérdida de hábitat como una de las principales. Con la creciente población humana, las montañas se vuelven cada vez más lugares apetecibles para vivir. El problema es que esto ocasiona la destrucción del bosque, reduciendo los espacios naturales con la construcción de condominios, edificios y urbanizaciones. Y si bien es comodidad y beneficio para unos, es perjuicio para la mayoría, pues los recursos naturales son agotables. Otros factores de riesgo a considerar son la deforestación por la expansión de la frontera agrícola, prácticas agrícolas inadecuadas y la contaminación de las aguas en los ríos y nacientes.

Vista hacia la capital y el gran ara metropolitana a travez de las ventanas que se forman en el bosque.

Proyectos de edificación y urbanización en las montañas de Escazú.

Pasaje urbano y limitante con la Zona Protectora Cerros de Escazú.

 

Aún con todo esto la aparición de la Rana Montañera de Quebrada dentro de la Zona Protectora Cerros de Escazú se muestra como una noticia esperanzadora. La ranita se encuentra en peligro de extinción según la lista roja de la UICN, por lo que su presencia es indicio del buen manejo por parte de algunas organizaciones y asociaciones que trabajan arduamente por proteger y recuperar los bosques de estas grandes montañas.

Los anfibios -en su mayoría- son buenos indicadores de la salud del ecosistema y la calidad del ambiente ya que son especies vulnerables a la perturbación de su hábitat, con alto riesgo a la desaparición o extinción. Las poblaciones de especies como esta rana y muchas otras deberían sobrevivir y permanecer por muchos años. Pero esto solo se logrará si aportamos activamente a la protección de su hábitat, una responsabilidad conjunta de todos y todas. Los espacios naturales dentro de la Zona Protectora Cerros de Escazú y la vida que prevalece en ella son ejemplo claro de recursos invaluables y que sin embargo, hay muchos que aún lo desconocen.

Ranita Montañera de Quebrada (Isthmohyla rivularis)

Hábitat de la Rana Montañera de quebrada.

El trabajo de muchas organizaciones y proyectos en la lucha por conservar los espacios naturales en los alrededores y dentro de estas montañas no sería posible sin el apoyo de las personas y las comunidades que le rodean. Hay muchas y distintas maneras de colaborar o trabajar en conjunto para buscar soluciones a problemáticas o posibles amenazas para la vida silvestre y su hábitat

¿Pero Cómo?

Buscando organizaciones de credibilidad dentro de nuestras comunidades que estén a favor de la conservación y asistiendo en sus actividades para la recaudación de presupuesto o fondos para planes de manejo y educación ambiental.

Participar o realizar voluntariado en proyectos de reforestación o limpieza de ríos cuidando y salvando muchos de estos espacios.

Participar en las charlas de educación ambiental realizadas por líderes naturalistas de nuestras comunidades.

Visitar los proyectos de turismo y turismo rural comunitario en nuestras montañas que estén a favor de la protección del bosque.

Visitar las zonas protegida con guías locales responsables caminando únicamente por senderos bien trazados.

Denunciar cualquier situación anormal que lo requiera a las autoridades como prevención para mayores incidentes que afecten la vida en las zonas protegidas.

Mantener comunicación u organización creando alianzas y contactos para impulsar la educación ambiental, desarrollando grupos de WhatsApp o Facebook e invitar a participar a vecinos de su comunidad y otras personas.

En fin, cualquiera de estas acciones se convierte en un aporte real y tangible para la protección de los tesoros naturales que tenemos en nuestras montañas. Comencemos desde nuestro hogar y cuidemos todo aquello que tenga un valor natural irreemplazable y que quizás el día de mañana desaparezca pero esta vez para siempre.

No siempre se pueden observar especies tan detalladamente como la Rana Montañera de Quebrada, una joya mas de los bosques tropicales y de las muchas especies amenazadas en el país.

 

Equipo de trabajo durante los días de monitoreo y documentación.

Para mí colaborar una vez más en proyectos de conservación junto con grandes investigadores y naturalistas es una experiencia que llena muchísimo de gratitud.

El desarrollo de estos trabajos se hacen gracias al esfuerzo de organizaciones dentro de la Zona Protectora Cerros de Escazú como lo es la Asociación de la Asada del Poas y muchas otras. Así se generan grandes esfuerzos que hoy en día se traducen en una importante fuente de información que respalda la tarea del por qué se deben proteger estos bosques.

 

Revisión Científica por: Katherine Bonilla Bióloga de la Universidad de Costa Rica.

 
 
 
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